Las inversiones en el sector energético español están superando las cuantías que hasta ahora se habían venido destinando a dicho mercado. Este cambio de tendencia es debido, principalmente, a que el mercado de la energía en España ha conseguido captar la atención de fondos internacionales aun a pesar de la demanda existente de una revisión y actualización de la normativa en vigor.
Es indudable que, por muchos factores que ya hemos tratado en artículos anteriores, la generación de energía está en boga en nuestro país. Tras algunos años de déficit de inversión y precios reducidos, se ha pasado a una dura y disputada competición por conseguir los activos más interesantes, todo ello fomentado por la reseñable atracción que han despertado estas operaciones en los fondos extranjeros.
Según los expertos, ha sido muy significativo el cambio normativo que se ha producido hace pocos meses en nuestro país y que ha supuesto un enorme logro para todos los que trabajamos en este sector. Precisamente, como consecuencia de la desaparición del lastre que suponían los precios bajos de la energía, las inversiones de gran volumen han regresado a este sector. Un simple ejemplo de lo que acabamos de comentar: uno de los principales negocios realizados a lo largo de 2018, ha sido la compra a EDP por un grupo de inversores de la empresa Naturgas, valorada en casi 2.600 millones de euros. El sector eléctrico está de moda.
Muchos profesionales del Asset Mangement, creen que este cambio en el mercado se ha producido porque la cuenta de resultados entre los ingresos y los gastos, por fin ha quedado equilibrada. Es más, piensan que el sector energético español ha alcanzado una alta especialización a todos los niveles desarrollando una gran habilidad para fabricar, desarrollar y prestar servicios. Todos estos factores, unidos a la bajada de las tarifas, constituyen un atractivo indudable para los fondos de inversión internacionales.
Desde la perspectiva de los inversores, tienen lugar numerosas transacciones comerciales ya que, aunque no han surgido nuevos activos y no podemos tener en cuenta las instalaciones que todavía deben construirse por la adjudicación de la Subasta de Renovables (verano de 2017), los activos están pasando de las manos de unos fondos de inversión a otros. Se da la paradoja de que hay más capital disponible en el sector que ocasiones para invertir.
Ahora bien, ¿continuará esta tendencia en un futuro? Tendremos que esperar a ver qué postura van a adoptar tanto las empresas como los propietarios de los fondos. Aunque nuestro país ha dejado de ser atrayente por la elevada rentabilidad que anteriormente habían obtenido los inversores, continúa siendo interesante por la seguridad y estabilidad que ofrece. Por otro lado, encontramos otras naciones más beneficiosas económicamente, pero con sistemas menos seguros que quizás sean más adecuadas para las estrategias de negocio más a corto plazo.
En cualquier caso, independientemente de las buenas perspectivas que se prevén, deben revisarse y optimizarse algunos factores del mercado energético. Quizás el más preocupante actualmente es el hecho del establecimiento de un límite de la tasa de retribución durante la reestructuración de la energía en 2013 que debe ser revisado cada 6 años. En consecuencia, durante el próximo año deberían marcarse las directivas que regirán el sector hasta 2025. A pesar de todo, los expertos y profesionales de la energía piensan que este periodo de tiempo es bastante extenso.
Otro factor preocupante es el tema de las resoluciones que se toman desde el ámbito de la política y que afectan al sector. Es el caso del anuncio realizado por el Ministerio de Energía en relación con su propósito de mantener la producción de las centrales nucleares hasta 2030. Sin embargo, la fecha límite establecida por el gobierno alemán para el cierre de dichas centrales en 2022 ha alertado a las empresas operadoras que, si bien creen que la solución a la demanda futura de energía reside en las energías renovables, piensan que todavía es obligatorio conservar un cierto equilibrio entre las renovables y las que no lo son. Las autoridades competentes españolas también apoyan esta posición y confían en que es el medio más apropiado para lograr que se reduzcan las tarifas de la luz. En este sentido, no podemos olvidar que el coste derivado de almacenar la energía verde es aún muy alto.
En definitiva, estando aún por concretar las directrices políticas en el sector energético español, tanto los operadores como los inversores intentan adelantarse al cambio de modelo energético que no solo se va a producir a nivel de nuestro país sino a nivel de toda Europa.
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